Seguro que hoy has comprado algo. Lo que sea. Y habrás echado mano de tu cartera, ya sea para pagar con monedas, billetes o con la tarjeta de crédito o débito. Aunque también puede ser que no hayas utilizado ninguno de estos medios. Quizás ya seas de los usuarios que
pagan sus compras con el teléfono móvil u otros dispositivos. ¡Qué locura! ¿Qué pensaría Graham Bell si nos viera ahora con nuestros smartphones? Los utilizamos para despertarnos, leer la prensa, escuchar música, mandar mensajes a cualquier parte del mundo y hasta para pagar nuestras compras. El precursor del teléfono decía en una entrevista a primeros del siglo XX que su intención era que en cada ciudad de Estados Unidos hubiese un teléfono. Y ahora cada uno de nosotros tenemos un par de ellos y lo utilizamos para casi todo.
Ciencia ficción hecha realidad
La
tecnología NFC es la que permite pagar con los dispositivos móviles. La localidad madrileña de Boadilla del Monte fue en 2012 el “conejillo de indias” del banco Santander y el operador de telefonía Orange. Ambos, sustentados por Visa y Master Card instalaron dispositivos de pago similares a los datáfonos de las tarjetas de crédito. La principal diferencia es que el móvil no hay que pasarlo por una ranura, sino simplemente
acercarlo al terminal para pagar la compra, cuyo importe se carga en la tarjeta de crédito asociada y posteriormente en la cuenta bancaria.
Según algunas empresas relacionadas con el sector de las comunicaciones y la banca, las perspectivas de este sistema de pago son muy halagüeñas. En Estados Unidos en 2013 se realizaron pagos por valor de 2 millones de euros. Se espera que la cantidad suba a
más de 50 millones de euros en 2016.
A la modalidad de pago con teléfono móvil se han sumado posteriormente varias alternativas, todas auspiciadas por la tecnología NFC. Visa puso a correr a Usain Bolt en un anuncio con el que presentaba sus
tarjetas de pago sin contacto. Posteriormente, y ya en 2014, La Caixa aplicó la tecnología a
pulseras con las que poder realizar compras con tan solo pasar la muñeca sobre un terminal de pago sin contacto. A fin de cuentas pagar con el móvil, la tarjeta o la pulsera solo difiere por el dispositivo. Lo interesante es la tecnología que se utiliza.
También ocupó algunos minutos de la sección de tecnología de los informativos una aplicación capaz de leer
códigos QR en las facturas y pagar cargando el importe en la cuenta del cliente. Todo ello configura un panorama de
nuevas modalidades de pago que entrañan retos y oportunidades.
Retos y oportunidades del pago con teléfono móvil
Comenzando por las
ventajas son varios los aspectos a destacar que hacen apostar por esta tecnología y alentar su uso.
- En la actualidad el uso de teléfonos móviles smartphones está extendido. La inmensa mayoría de los ciudadanos tiene al menos uno; gracias también a que las compañías lo facilitan. Es un dispositivo que hemos incorporado a nuestro día a día y conocemos las posibilidades que ofrece. Otro asunto fue meter en la cartera las tarjetas de crédito, y aún así las utilizamos, y mucho.
- La tecnología móvil es cada vez más segura. Los códigos encriptados, contraseñas y elementos de identificación del usuario son barreras ante ataques piratas y las artimañas de los maleantes. El sistema de pago con el móvil cuenta con el aval de grandes bancos, compañías de telecomunicación y empresas como Visa y Master Card que cada día deben atender miles de incidencias y cuyos sistemas soportan las intromisiones y malos usos con bastante aplomo.
- Rapidez y comodidad son dos de las ventajas que se suman a esta oportunidad. El pago con móvil permite escoger diversas tarjetas y cuentas bancarias, evitando llevar en el bolsillo una tarjeta para cada cuenta o propósito de la compra.
- Para el cliente es una alternativa de pago que se suma a las que ya ofrecen los negocios. Mientras para las tiendas supone un avance empujado por la vanguardia y la tecnología. Una oportunidad para llegar a más clientes e integrar diversos medios de pago (aunque lo importante es que el cliente compre y no cómo lo paga).
Por supuesto, “no es oro todo lo que reluce” y la tecnología está sujeta a fallos que hace enumerar
algunos retos a los que se enfrenta el pago con el móvil para llegar a ser perfecto o casi.
- Al igual que ocurre con las tarjetas de crédito la tecnología NFC también es susceptible de fallos. Los piratas informáticos parecen navegar a la misma velocidad que los ingenieros en seguridad tecnológica.
- La diversidad de sistemas operativos hace que en ocasiones haya incompatibilidades entre el terminal de pago y el teléfono móvil, causando problemas técnicos e incomodidades para el cliente. Es necesaria la estandarización del sistema, como ocurre con las tarjetas (si bien los usuarios de American Express aún encuentran reticencias en muchos comercios).
- Como todas las tecnologías informáticas los errores llevan a los programadores a generar actualizaciones. ¿Y qué ocurre con algunas actualizaciones? A veces provocan caídas del sistema y bloqueo de terminales, por lo que hay que asegurarse de que son compatibles con el teléfono.
A la espera de que estos nuevos sistemas se vayan asentando, solo nos queda preguntarte
¿has pagado alguna vez con tu teléfono móvil?