Si necesitas una ayuda con la financiación de tus próximas vacaciones aprovechando que llega el Puente de mayo, la factura del dentista o la celebración de una comunión y no sabes a qué tipo de préstamos acudir, queremos ayudarte.
A continuación, vamos a explicarte las diferencias entre dos de las formas de financiación más utilizadas del momento: los préstamos rápidos y los préstamos a plazos, y cuál te conviene dependiendo del gasto o inversión que quieras afrontar.
Vamos a empezar por las cualidades que debes reunir si solicitas un préstamo a plazos a una entidad bancaria porque, de no cumplirse, la opción de solicitar un préstamo a plazos queda automáticamente fuera de las opciones. Nos referimos a disponer de una nómina, mantener una cuenta abierta en el banco o caja a la que acudimos e incluso una hipoteca o algún tipo de seguro. Es decir, normalmente, las entidades bancarias tradicionales requieren cierta estabilidad laboral al consumidor y algún tipo de vinculación con la misma para poder acceder a un préstamo a plazos.
Si bien es cierto que algunos bancos y cajas han querido hacer frente a las nuevas financieras online lanzando préstamos sin nómina, la mayoría exigen un contrato de vinculación, es decir, que te hagas cliente de la entidad.
Por el contrario, solicitar un préstamo rápido en una entidad de micropréstamos como Contante no requiere ni que nos convirtamos en sus clientes ni tener que contratar otros productos vinculados. Nuestra única responsabilidad para con la empresa es devolver el dinero prestado en el tiempo acordado.
Los préstamos a plazos suelen ser de mayores importes y además se devuelven en cuotas mensuales, sin embargo, también se alarga el plazo de devolución entre 4 y 12 meses, y no es raro encontrar mínimos establecidos para el dinero solicitado, normalmente de 3.000 euros.
En Contante, por ejemplo, los anticipos de nómina se limitan a 500 euros para adaptarse al tipo de usuario y producto que este necesita: una cantidad de dinero pequeña que requerimos rápidamente para hacer frente a un gasto inesperado y que deseamos devolver en un brevísimo espacio de tiempo, normalmente menos de 30 días, cuando ya hemos cobrado nuestra nómina mensual y estamos en disposición de realizar la devolución.
Además, en los micropréstamos no suelen establecerse devoluciones a través de cuotas mensuales, si no en un único pago, lo cual evita muchos quebraderos de cabeza a los solicitantes.
La inmediatez es una de las características que más aprecian quienes optan por los préstamos rápidos. Ya hemos comentado que estos tratan de ayudar a quien precisa dinero de forma rápida y, por lo general, los préstamos a plazos suelen ir acompañados de cierta burocracia y papeleo que conllevan que nos desplacemos hasta una oficina bancaria o que tengamos que enviar cierta documentación por mail, además de tener que abrir una cuenta en el banco o domiciliar nuestra nómina.
En el caso de las empresas como Contante, basta con entrar en su página web desde el teléfono móvil y realizar la solicitud que deseas en cuestión de minutos cumplimentando un sencillo formulario. Contante ingresará el dinero que necesitas en tu cuenta bancaria prácticamente de inmediato.
Un 2,5 % sobre el importe contratado como comisión de apertura, un 1 % en concepto de comisión de cancelación, intereses que alcanzan el 9 %… Estas son algunas de las cifras con las que nos topamos cuando leemos el contrato suscrito a un préstamo a plazos en una entidad bancaria tradicional. Frente a los préstamos a plazos, en los minicréditos el coste se expresa claramente como una diferencia entre el importe dispuesto y la devolución prevista. Al tratarse de un producto a corto plazo, la TAE resultante es muy alta (visita nuestro apartado ¿Qué son el TIN y la TAE? para entender esta cuestión).
No obstante, en un préstamo a plazos probablemente la diferencia total entre lo recibido y devuelto sea mayor. En definitiva, se trata de productos distintos, y por tanto un micropréstamo debe ser entendido como una financiación o anticipo para cubrir una necesidad puntual de tesorería.
Ahora que has visto claras las diferencias entre un préstamo a plazos y un préstamo rápido, ¿sabes cuál es el que más te conviene para afrontar tus próximos gastos?
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